Corregir el rumbo

Siempre sucede en una frenada intempestiva o un cambio de rumbo inesperado: la inercia obliga a agarrarse de algo para evitar caer. Unas veces se logramos sujetarnos y otras no. Si lo logramos, de inmediato intentamos superar la desorientación. Revisamos qué pasó. ¿Qué originó la situación de peligro?

Es una reacción natural pues no queremos  someternos de nuevo a la misma experiencia amarga. Sobretodo cuando sus resultados son nefastos e intimidantes. Esa es la experiencia que la humanidad está viviendo en este momento a escala planetaria. El sentido común indica que debemos, por lo menos, evaluar qué nos condujo a esta situación. Establecer cuales son los orígenes del actual estado de cosas. 

No obstante algunos, aún sabiendo que venimos en un viaje turbulento, caótico, alocado, dudan sobre la necesidad de cambiar el rumbo o disminuir seriamente la velocidad del denominado “desarrollo”. Es más, se preguntan si debimos frenar. Creen que es exagerado el revuelo creado alrededor de la pandemia. Piden prender la máquina de nuevo, sacudirnos un poco, fingir que no pasó nada y arrancar con el acelerador a fondo, con el mismo rumbo incierto. 

“No es tan grave”, dicen. “Unos cuantos muertos nada más, de todas maneras esta situación era inevitable” agregan. No observan que tras el aparente beneficio que produciría ese apresurado “regreso a la normalidad”, se ocultan enormes sacrificios que en vidas humanas, en destrozos de lazos sociales y en secuelas de miseria dejaría ésta manera de abordar la época que viene. El “desarrollo” tiene, según ese concepto, esos inevitables sufrimientos.

¿Si vamos vertiginosamente a la debacle individual y colectiva, no es cuando menos pertinente detener la marcha para saber si el rumbo es correcto, si la velocidad es la adecuada?

Cada día una porción mayor de la humanidad es consciente de que sólo un replanteamiento profundo de la forma de actuar de tod@s y cada un@ de los individuos que componemos la raza humana puede cambiar las condiciones que nos trajeron a este momento de desconcierto y desazón. 

Los primeros que deben ser sometidos a un severo examen son aquellos cuyas metas han sobrepasado todos los límites para aumentar sus ganancias exorbitantes. Han hecho de la miseria social, económica y ambiental de millones de seres vivos su fuente de ganancia y están empeñados en seguir por ese camino sin miramientos de ninguna índole. Tienen capturados gobiernos y fuentes de poder mediático y económico desde los cuales ejercen agresivamente la política de la “tierra arrasada”. Parece llegado el momento en que las instancias multilaterales gubernamentales y no gubernamentales deben hacer valer su fuerza social y política para detener la ideología depredadora.

Ya se ha venido señalando, es muy probable que llegados a este punto muchos sectores sociales, aún los que propiciaron el actual estado de cosas, lleguen a la conclusión de que es menester dar paso a las reformas socioeconómicas tantas veces aplazadas. Pero, como lo señaló Ignacio Ramonet: 

“Es muy poco probable que, una vez vencido el azote, mantengan semejantes propósitos. Sería una auténtica revolución… Y un virus, por perturbador que sea, no sustituye a una revolución… No podemos pecar de inocentes. Las luchas sociales seguirán siendo indispensables. Como dice el historiador británico Neal Ascherson: “Después de la pandemia, el nuevo mundo no surgirá por arte de magia. Habrá que pelear por él”. Porque, pasado el susto, los poderes dominantes, por mucho que se hayan tambaleado, se esforzarán por retomar el control. Con mayor violencia, si cabe. Tratarán de hacernos regresar a la vieja ‘normalidad’. O sea, al Estado de las desigualdades permanentes.” (https://mondiplo.com/la-pandemia-y-el-sistema-mundo)

La opinión social avanzada debe aprovechar para superar sus propias taras y asumir la conducción seria y permanente de los destinos de la comunidad mundial. Reconocer que muchas veces han sido los errores de quienes parecieran tener claro que no es a través de los modelos económicos autoritarios y expoliadores como se puede lograr la evolución planetaria, los que han creado las condiciones para que los portavoces de los oligopolios y corporaciones sean quienes conducen los destinos la tierra. 

Es el momento de cambiar el rumbo que traemos. Los únicos beneficiados, al final de las cuentas, han sido quienes nos condenaron a esta situación. Será un nuevo error dejar en sus manos la salida, es muy seguro que nos conducirán a otro nivel de este laberinto. 

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s